domingo, 15 de marzo de 2009

Cuando podemos morir de alegría

El viernes fue la exposición de Disney Pixar en MARCO y sentí una alegría que no sentía desde que vi hace unos años el espectáculo Mystère del Cirque du Soleil en Las Vegas...una especie de alegría que no sé de dónde me sale pero que no me cabe en el pecho...la exposición, aunque suene raro, me hizo sentirme llena, sentirme viva...está increíble. En el momento en que terminó, en la última sala donde estaban pasando un video de todos los paisajes, recordé el siguiente fragmento del Fausto, de Goethe:

FAUSTO: Si jamás me tiendo descansado sobre un lecho ocioso, perezca yo al instante; si jamás con halagos me engañas hasta el punto de estar yo satisfecho de mí mismo; si logras seducirme a fuerza de goces, sea aquél para mí el último día. Te propongo la apuesta.
MEFISTÓFELES: ¡Aceptada!
FAUSTO: ¡Choquen nuestras manos! Si un día le digo al fugaz momento: "Detente!,!eres tan bello!", puedes cargarme de cadenas, entonces consentiré gustoso en morir. Entonces puede doblar la fúnebre campana; entonces quedas eximido de tu servicio; puede pararse el reloj, caer la manecilla y acabar el tiempo para mí.



Sí, yo podía morir en ese momento. No sé porqué...

1 comentario:

Anónimo dijo...

me ha pasado seguido...puedo morir y no sé por qué. Veo de inmediato a una ardilla correr y comienzo a perseguirla.

Ve FAusto, una película del 94, por una checo Jan.

Te divertirás mucho

Saludos