miércoles, 3 de octubre de 2007

¿Y si me como una melcocha?

-Tengo hambre.

-Yo también.

-Comamos.

-¿Razón?

-Podemos.

-¿Consecuencia?

-Depende.

-Elabora.

-Si hemos de preparar nuestros alimentos tendremos la ardua y enigmática tarea de preguntarnos qué deseamos comer, y como todo deseo implica un estudio analítico a nivel emocional moriríamos de hambre antes de llegar a una respuesta concluyente.

-Podríamos realizar una llamada y la comida llegaría al instante.

-De hacer eso pondríamos en riesgo la felicidad de muchas personas.

-Podría llamar al psiquiatrico en este momento.

-No estoy loco.

-Dije que entre mis posibilidades estaba la de llamar a dicho lugar.

-Eso no te va a quitar el hambre.

-...

-Para preparar un platillo se necesitan de muchas personas.

-Drama.

-Sí. Primero, la persona que atiende nuestra llamada podría estar cansado y neustra llamada lo desquiciaría.

-Más drama. Estoy marcando...

-Pero, de acuerdo, supongamos que el primer paso ocurre sin complcaciones, pero ahora, si el cocinero o chef, al preparar neustros alimentos sufre quemaduras debido a que nuestra orden llevaba cierta especia que causa estornudos y al estornudar su brazo se prende en fuego, no podríamos vivir con la culpa.

-Pimienta. Hola buenas tardes...

-Paso dos bien, ¿y qué me dices del repartidor?

-No recuerdo el nombre, es algo con miel y ajonjolí...

-Podría sufrir un terrible accidente y quedar paralítico, o incluso morir.

-¿Cuánto sería el total? Gracias.

-Te consideraba una mejor persona.

-La percepción lo es todo.

-Podrías por lo menos comportarte con cordialidad y pretender que me escuchas.

-Recuerdo cada sílaba.

-Y aún así llamarías al psiquiátrico.

-Te consideraba una persona racional.

-Nunca llegaremos a nada, no quieres comprender.

-¿No ves el error por el que provocaste a mi sarcasmo?

-¿Tienes el número del psiquiátrico?

-No puedes afirmar que la felicidad de esas personas se vería afectada por los sucesos que podrían o no suceder.

-¿Tienes dinero?

-Si alguien se desquicia puede ser feliz a un nivel de locura. Si alguien sufre quemaduras puede aprender a vivir una vida plena y apreciar detalles escondidos entre cada estornudo. Stephen Hawking es un hombre feliz y sumamente inteligente.

-Pero no entendiste mi punto.

-Entendí tu planteamiento, pero tu vocabulario no fue el correcto.

-No estudié letras.

-Yo tampoco.

-Tengo hambre.

-¡Me equivoqué de dirección! ¡Moriremos de hambre!

-Drama.

-¿Melcocha?

-Gracias.






Para tí de mí.